Arranca una iniciativa social en Cataluña para reformar los horarios laborales

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(ABC). Reorganizar los horarios para vivir mejor. Bajo este lema, un centenar de responsables de instituciones públicas y representantes de entidades sociales y académicas se han unido y presentado la Iniciativa para la Reforma Horaria, que espera conseguir la creación de una comisión de estudio para la reforma horaria en el Parlament catalán y, si hace falta, con la celebración de una consulta sobre la necesidad de este cambio de tendencia.

Los impulsores de la medida lamentan que el horario laboral español se alarga hasta las 19 ó 20 horas, cuando la tendencia europea es trabajar hasta las 17 horas. Parte del problema es el paro para comer, que en Europa suele durar menos de una hora pero que aquí llega fácilmente a las dos horas y media. "Nuestra vida depende del tiempo que pasamos en el trabajo y si saliéramos antes nuestras rutinas mejorarían en cadena", explica el socialista Fabián Mohedano, que es el promotor de la iniciativa.

Mohedano recuerda que hay estudios que demuestran que la mayor jornada laboral no significa una mejor productividad y que, por contra, sí que es señal de "dificultad acusada" para conciliar la vida personal y familiar. Con los horarios habituales, ejemplifica, hay desajustes entre los horarios de padres e hijos, dificultades para realizar actividades de ocio y además la cena e incluso el 'prime time' televisivo se retrasa.

En el mismo sentido, el promotor de la iniciativa lamenta la incoherencia de que los hospitales sí que tengan las rutinas en horario europeo y que los pacientes coman y cenen más pronto, con lo que muchas veces lo hacen solos porque el resto de la gente está trabajando. O algo similar ocurre con los colegios, en que los niños salen a las 13 horas para comer, pero sus padres una hora más tarde.

"Volver a los horarios de nuestros abuelos"

Ignasi Buqueras, presidente de al Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), apoya la iniciativa catalana e incide en que "entre los años 30 y 40, España tenía unos horarios similares a los del resto de Europa" y que durante la postguerra se retrasaron porque "con la pluriocupación masculina pasó a ser habitual para mantener las familias" y que por esto trabajaban hasta tarde.

El cambio para ganar en calidad de vida "pasa por volver a los horarios de nuestros abuelos, que comían a las 13 horas y cenaban a las 19 horas", asegura Mohedano, y todo esto depende de la transformación de los horarios laborales. Actualmente, solo algunas multinacionales ubicadas en Cataluña tienen horarios conciliadores, en este caso porque están sincronizados con sus sedes europeas. Los responsables de la iniciativa ven que el gran reto es cambiar la tendencia en las pequeñas y medianas empresas.

El primer paso para conseguirlo es concienciar a las esferas laborales y por eso desde la Iniciativa para la Reforma Horaria ya han hablado con sindicatos, representantes e instituciones empresariales. Asociaciones de vecinos, federaciones de municipios, asociaciones de padres y madres y gremios de ocio también se han sumado a la iniciativa.

Además, la Generalitat de Catalunya apoya la medida y varias de sus áreas estudiarán medidas para llevar a cabo la reforma horaria. Mohedano destaca también que todos los partidos políticos ven con buenos ojos la iniciativa, con lo que toca encontrar un amplio consenso social y político para hacer realidad el cambio.

Manifiesto a favor de un mejor uso del tiempo y de unos horarios racionales

A través de la página web de ARHOE, cualquiera puede adherirse a un manifiesto a favor de un mejor uso del tiempo y de unos horarios racionales [-ver aquí-] en el que se reivindica una profunda modificación de los horarios en España que nos ayude a ser más felices, a tener más calidad de vida, y a ser más productivos y competitivos.

En dicho manifiesto se recuerda que la necesidad de unos horarios racionales tiene como objetivos prioritarios, entre otras cosas, conciliar nuestra vida personal, familiar y laboral, permitir la corresponsabilidad en el reparto de las tareas domésticas y atención a la familia, favorecer la igualdad entre la mujer y el hombre, aumentar la productividad y, en definitiva, dar mayor valor al tiempo.