El Instituto de Política Familiar (IPF) es un organismo civil internacional e independiente, fundado en 2001, con estatus consultivo especial ante el ECOSOC de las Naciones Unidas, y que tiene como misión la promoción y defensa de la institución familiar así como la ayuda a sus componentes.


I. LA FAMILIA

La familia es una sociedad natural, que existe antes que el Estado o cualquier otra comunidad, y que posee derechos propios e inalienables. Por este motivo, constituye la célula básica de la sociedad y se conforma en elemento angular del desarrollo social.

La familia está fundada sobre el matrimonio, unión complementaria entre un hombre y una mujer, constituido por un vínculo formal y estable, libremente contraído, públicamente afirmado y abierto a la transmisión de la vida.

La familia, como síntesis de los impulsos humanos más profundos (sociabilidad, afectividad, etc.), no es creación de ninguna época humana, sino patrimonio de todas las edades y civilizaciones.

La familia es mucho más que una unidad jurídica, social y económica ya que hablar de familia es hablar de vida, de transmisión de valores, de educación, de solidaridad, de estabilidad, de futuro, en definitiva de amor. En efecto:


DECIR FAMILIA ES DECIR VIDA

La familia es el ámbito natural donde se trasmite, cuida y valora la vida de cada ser humano. En este ámbito se ve con total claridad el carácter insustituible de cada persona, pues en la familia no se la identifica con un número sino que se la llama por su nombre.


DECIR FAMILIA ES DECIR TRANSMISION DE VALORES

Es en la familia donde cada persona aprende a dar sentido a su existencia, al tiempo que va aprendiendo y llevando a la práctica las virtudes morales, pues la familia constituye el ámbito humano donde mejor se desarrolla la persona. En la familia se aprenden los criterios, los valores y las normas de convivencia esenciales para el desarrollo y bienestar de sus propios miembros y para la construcción de la sociedad: libertad, respeto, sacrificio, generosidad, solidaridad.


DECIR FAMILIA ES DECIR EDUCACIÓN

La familia es la primera educadora. En la familia se transmite la vida cultural y el modo de ser de un pueblo. Sin las familias todo el sistema educativo carecería de cimientos.

La familia es vital para los niños Es su primera referencia y por tanto su primer espacio educativo. Los niños necesitan referencias para vivir, y es la familia el lugar en donde se va a formar su personalidad: fiándose de sus padres. Es una referencia estable basada en el amor recíproco.


DECIR FAMILIA ES DECIR SOLIDARIDAD INTERGENERACIONAL

La familia es el lugar donde se encuentran diferentes generaciones y donde se ayudan a crecer en la solidaridad y el compromiso, y donde se aprende a armonizar los derechos individuales con las demás exigencias de la vida social. Es el ámbito humano donde se vive con mayor intensidad la entrega desinteresada de uno mismo a aquellos de quienes, por su condición, menos cabe esperar una compensación: los niños y los ancianos. Esta entrega al más débil es, además, un factor de humanización y solidaridad imprescindible para la propia vida social.


DECIR FAMILIA ES DECIR ESTABILIDAD

En la actualidad, la familia se ha convertido en el núcleo de estabilidad para sus miembros con problemas de paro, enfermedad, marginalidad o dependencia, amortiguando los efectos dramáticos que dichos problemas ocasionan. La familia es hoy el primer núcleo de solidaridad dentro de la sociedad.


DECIR FAMILIA ES DECIR FUTURO

La familia es garantía de futuro, es una comunidad a la vez estable y dinámica, que asume y transmite los valores de una sociedad civil determinada. En el seno de la familia comienza a forjarse la integración de cada individuo en su comunidad nacional, asegurando la subsistencia del pueblo al que el individuo pertenece. En ella se va conociendo la historia a través del diálogo con los padres y los abuelos, el diálogo intergeneracional, de singular importancia.

La familia, en definitiva, es la primera sociedad humana, es el sujeto comunitario que supera a todas las demás instituciones sociales, y tiene un carácter insustituible, porque es el semillero de los valores y el santuario de la vida.


DECIR FAMILIA ES, EN DEFINITIVA, DECIR AMOR

Porque en definitiva la familia es, ante todo, una comunidad de amor y de solidaridad, insustituible para la enseñanza y transmisión de los valores (culturales, éticos, sociales, espirituales) esenciales para el desarrollo y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad en su conjunto.


II. POLÍTICAS PÚBLICAS CON PERSPECTIVA DE FAMILIA

Hoy más que nunca es necesario apostar por la familia. Apostar por la familia es sembrar contra el individualismo y la soledad crónica que vive el ser humano en nuestros días. Apostar por la familia es construir el espacio más propio de encuentro y comunión para la persona. Apostar por la familia es creer, en definitiva, que la vida es, ante todo, una vocación al amor y la felicidad.

Es necesario desde todos los niveles (individual, asociativo, administrativo, político, etc.) una apuesta decidida por la familia. Y como consecuencia es necesario reorientar las políticas familiares que vienen desarrollando las distintas administraciones, de manera que las políticas públicas tengan en cuenta a la familia en cuanto grupo social, a fin de facilitar el cumplimiento correcto de sus fines específicos.

Una política de familia limitada exclusivamente a las políticas sectoriales o a planes integrales para los miembros de la familia en cuanto individuos resulta siempre una política familiar incompleta

La mejor ayuda que se puede dar a las familias es ayudar a la familia como institución. Esto requiere la elaboración de una política familiar que tenga se dirija a la familia como sujeto social, y no a los individuos que la componen.

Una política de familia que apunte expresamente a lo concerniente al grupo familiar en cuanto medio afectivo, educativo, económico y social, supone que no se legisle sólo en términos de individuos, sino en términos y en función de personas que viven en una familia, supone que se legisle con “perspectiva de familia”.

No se puede pedir que la familia sea una instancia responsable y confiarle deberes concretos frente a los hijos, los enfermos, los jóvenes, los ancianos o minusválidos, y al tiempo negarle la dignidad, los derechos y el reconocimiento público en cuanto tal. Es preciso incluir en las políticas de familia el que ésta sea defendida como una institución privilegiada.

Como consecuencia de ello, las políticas públicas con perspectiva de familia deberán:


- Ser de carácter universal (dirigidas a todas las familias sin exclusiones ni restricciones ya que el Estado las reconoce y propone como un bien para todos y, por ello, las apoya en todos sus aspectos) y no exclusivamente asistencial (destinadas a las familias con dificultades y que tienen como objetivo corregir desigualdades).
- Promocionar a la familia como institución,
- Fomentar la idea misma de la familia promoviendo una cultura y ambiente favorable
- Permitir a la familia afrontar el día a día,
- Ayudar a los padres a tener los hijos que deseen,
- Integrar de manera verdaderamente humana y constructiva sus distintos ámbitos de desarrollo laboral, familiar y personal,
- Ayudar a superar las crisis familiares,
- Reconocer el derecho de los padres a educar a sus hijos,
- Promover la participación activa de padres y asociaciones.
- Y tener en cuenta, con medidas específicas, a las familias con determinadas necesidades.