Canadá: "Muchas madres se quedan los primeros años en casa con el bebé"

Condiciones de Vida | Matrimonio y Familia |

(ABC). Casas prefabricadas, 40 grados bajo cero en la calle, tormentas de nieve permanentes, seis meses al año sin sol... Charo supone que debe mediar un abismo entre vivir la maternidad en Madrid a hacerlo en Tuktoyaktuk, la pequeña comunidad indígena canadiense ubicada en los Territorios del Noroeste donde ella tuvo a sus tres hijas. «Cuando las embarazadas viven en zonas aisladas y sin grandes hospitales como lo hacemos nosotros, el Gobierno te obliga a mudarte a la gran capital más cercana, y corre con los gastos de parte de la estancia. En un país tan grande y con un tiempo tan especial, donde las infraestructuras no llegan a todos los rincones del país, se cuidan mucho de que no ocurran imprevistos. No quieren arriesgar con la salud ni del niño ni de la mujer». Pese a estas indicaciones, ella constata también que muchas canadienses se están inclinando por el alumbramiento en casa. «Buscan que todo sea lo más natural posible, y hay una tendencia muy fuerte a respetar al máximo el curso natural del parto. De hecho, no hay la cantidad decesáreas que hay en España, y la epidural es una opción a la baja», relata.

La baja por maternidad canadiense tiene una duración similar a la española, pero con la salvedad de que la mayoría de las madres, asegura Charo, se quedan en casa con sus niños cuando esta termina. «Suelen dejar de trabajar los primeros años de vida del bebé, mientras el marido trabaja y mantiene la economía familiar. Abandonan de alguna forma su carrera profesional, pero sí que es verdad que luego se reincorporan al mundo laboral quizás con mayor facilidad que las españolas». La vivienda y las hipotecas, añade, «no son tan elevadas como las españolas, ni de lejos, así que por lo general la mujer se queda en casa con los niños mientras el hombre trabaja». Es, desde luego, su caso, ya que mientras Charo escribe libros sobre las costumbres de los pueblos «inuit» como "Wolf in a Beaver Coat" (Lobo con abrigo de castor), su marido Tom, canadiense de Montreal, es gestor de los recursos energéticos de las comunidades de la zona.

El sistema educativo

En este gigantesco país los niños no empiezan el colegio hasta los 5 años aproximadamente. «Depende de qué ciudades y de qué provincias estemos hablando, pero la norma general es que tanto la escuela como el "kindergarden" o jardín de infancia entran a las 9:00 de la mañana y acaben a las 12 del mediodía», asegura. El sistema educativo canadiense se caracteriza, añade, por su defensa a ultranza del niño: «Los profesores ni siquiera pueden mandar callar al alumno, porque sería tomado por una ofensa. Como no estábamos de acuerdo con este método, decidimos escolarizarlas en casa, lo que aquí llaman"home schooling"». No son ni mucho menos los únicos, asegura. «Dadas las características del país, el tiempo, las distancias... cada vez hay más padres que se convierten en los profesores de sus hijos. Es verdad que requiere de un gran compromiso, pero es una medida a la que cada vez se acoge más gente aquí».