España no alcanza el reemplazo generacional desde hace 35 años

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(ABC). El nivel de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer), que garantiza la renovación de una población y su supervivencia, es inalcanzable para los españoles. No se logra desde 1980, es decir desde hace 35 años. Tras esa fecha, incluso el panorama empeoró y las madres españolas siguieron con la tendencia de tener menos hijos. Entonces, el índice de fecundidad bajó más y ya parece un proceso imparable: desde 1987 no superan la barrera de 1,5 hijos por mujer.

El invierno demográfico al que está condenado el país se refleja en el hecho de que hoy día las féminas españolas sólo tienen 1,32 hijos cada una, uno de los índices más bajos de Europa junto con Portugal (1,21). Podría ser incluso inferior (1,27) si no se contará con el aporte de las madres extranjeras, como recoge el Instituto de Política Familiar (IPF)en su informe «Demografía y natalidad en España 2015», dado a conocer ayer. Esta investigación forma parte de otras futuras que sobre nupcialidad, conciliación, protección social a la familia y fiscalidad, publicará esta entidad en los próximos meses.

Por si fuera poco, existen comunidades autónomas que se encuentran en estado límite. La peor es Asturias: ni siquiera alcanza un hijo por mujer (0,99). Canarias (1,04) y Galicia (1,07) son las siguientes regiones con el índice de fecundidad más crítico. En cualquier caso, las comunidades con mejores cifras no se acercan a la tasa de reemplazo generacional necesaria: Murcia (con el índice de fecundidad más elevado del país) llega a 1,56 hijos por mujer, la siguen Navarra (1,44) y Cataluña (1,39).

El deseo de más hijos

El Instituto de Política Familiar (IPF) calcula que, al menos, se necesitan 260.000 nacimientos más cada año para lograr el reemplazo que garantice la renovación de la población española. Nacen un 25% de menos niños que en 1980. Y la inyección de las madres extranjeras (75.748 nacidos en 2014) no consigue frenar la caída en picado de la natalidad, que se encuentra «en niveles dramáticos», asegura una vez más Eduardo Hertfelder, presidente del IPF.«España se queda sin niños —afirma— y la baja natalidad en la que está sumida resulta un preocupante y alarmante grito de alerto de que algo no funciona correctamente. Una nación sin hijos es, sin duda, una nación sin futuro».

Y eso que los españoles quieren tener más niños: 2,3 de media. Más de la mitad (58%) se quedaría con dos y el 25% con tres. No en vano, la mayoría (91%) considera que ver crecer a sus hijos es el mayor placer de la vida.

Tampoco ayuda el hecho de que las españolas están retrasando cada vez más la edad a la que tienen su primer hijo, de tal forma que España ya se ha convertido en el país de la Unión Europea donde se retrasa más la maternidad (a los 31,7 años).

Un país de viejos

Con este panorama, no es de extrañar que la población española haya cambiado por completo, como advierte el IPF. Se ha reducido y además cada vez está más envejecida. Sólo en cinco años (2010-2015), somos 600.000 personas menos en España: se pasó de 47 millones de habitantes a 46,4. Algo que se hubiera sentido aún más de no ser por los inmigrantes. Pero este colectivo no ha sido suficiente y, además, ha dejado poco a poco de instalarse en nuestro país, sobre todo a raíz de la crisis económica. En concreto, la llegada de extranjeros ha descendido un 23%, y eso conlleva consecuencias demográficas.

Según el IPF, el motivo principal por el que se ha reducido la población es debido a quemueren más personas de las que nacen.Es decir, el crecimiento natural de los españoles (los nacimientos menos las defunciones) lleva tres años en números negativos (32.777 personas menos en 2014).

Hay menos españoles, pero también están más envejecidos: uno de cada 5 (18,5%) es mayor de 65 años. Este colectivo es muy superior al de los jóvenes. En concreto, son un millón y medio más. Y los menores de 15 años apenas representa un 15% de la sociedad. El estudio advierte que también crece el número de mayores de 80 años: ya suponen el 6% de la población(2,7 millones de personas). «Los mayores se han duplicado y los jóenes se han reducido a una cuarta parte. Eso produce el derrumbe de la pirámide poblacional», explica Hertfelder.

Hay otra característica que el IPF define en su informe sobre el perfil de la población española. El déficit de nacimientos y una esperanza de vida mayor (82 años) han dado lugar a que aumente también la edad media de la sociedad que ya superó los 42 años en 2014, cuando en 1991 se situaba en 36,9.