Estonia vence a la caída de la natalidad con ayudas a la familia

Demografia y Poblacion |

Basta recorrer cinco minutos cualquier centro comercial en Estonia para notar la variedad de oferta para bebés. Decenas de madres y padres pasean con sus hijos pequeños. "A este rubro le va bien desde hace algunos años", comenta la dependienta de una tienda. En general, pareciera haber más bebés y preescolares que adolescentes. Y así lo confirman las cifras: en 1998, el número de nacimientos por cada mil habitantes llegó a 8,8, casi la mitad que en 1988. 

Pero la tendencia a la baja se detuvo. Ya en 2008 hubo 12 nacimientos por cada mil habitantes. Ahora los números son más auspiciosos, gracias a un agresivo plan de promoción de la natalidad del gobierno.

Aunque Chile no está mostrando tasas de crecimiento demográfico negativas, sí existe una tendencia al envejecimiento, tal como ocurre en Estonia. La experiencia de ese país, de similar ingreso por habitante y desarrollo relativo al de Chile, puede dar claves para revertir la tendencia.

En 2001, un informe de la ONU alertó de que los estonios tenían una de las tasas de reducción demográfica más veloces del mundo y que en 2050 podrían perder la mitad de sus habitantes. En 2004, el Gobierno estonio implementó el primer programa pro natalidad.

La política tiene dos dimensiones, con una estructura de múltiples bonos y subsidios cruzados: una parte de la política está pensada en el perjuicio económico que tienen los padres al dedicarse a la crianza, y la otra, en el bienestar de los niños. El beneficio es por niño, independientemente de si es el primero, el segundo o el noveno.

Según la oficina de seguridad social para 2012, la madre (pero también puede ser el padre si este es quien cría) recibe del Estado el 100% del ingreso mensual que percibía antes de dejar de trabajar, con un tope mensual de 2.816 dólares estadounidenses (unos 2.150 euros), hasta por 14 meses. 

Así de simple. Si la persona no percibía ingresos, entonces se le conceden 365,2 dólares(280 euros) por mes. Si una persona sí trabajaba, pero su sueldo resulta inferior al básico que concede el Estado, entonces recibe 381 dólares por mes (291 euros). Un padre también puede solicitar las ayudas. 

La madre puede volver a trabajar si su sueldo es mayor al subsidio, que comienza a reducirse en forma progresiva, pero no se elimina a no ser que el sueldo extra sea cinco veces mayor al subsidio. Cuando se tienen más hijos, prevalece el criterio de que los subsidios mantengan un valor elevado.

En cuanto al cuidado de los niños, a los padres se les concede un pago único de 420 dólares (321 euros) por cada nacimiento o adopción. Mensualmente, el Estado les deposita una cuantía extra que depende del número de hijos: si una familia tiene hasta dos, se les paga 25,2 dólares por cada uno (20 euros); si tiene tres o más, la ayuda desde el tercero en adelante es de 75,6 dólares (58 euros).

Además, existe un subsidio extra denominado de cuidado infantil, de 50,4 dólares (41 euros) por cada niño de hasta tres años, o 25,2 dóalres (20 euros) entre los tres y ocho años. Si además una persona cría a un niño de hasta un año, tiene derecho a percibir 84,4 dólares (6,5 euros) extra por mes. Si es una madre o padre solteros, o de miembros de las Fuerzas Armadas, las cuantías también se incrementan. Si un hogar tiene por encima de siete niños, el subsidio se duplica.

Pero hay mucho más. El permiso maternal es pagado por el Estado y dura, como mínimo, 140 días, con un período prenatal de entre 30 y 70 días. El padre también tiene un derecho irrenunciable al posnatal. De este modo, en un año una madre cuyos ingresos eran de 2.000 dólares (1.531 euros) no solo mantiene ese sueldo, sino que obtiene otros 14.428 dólares (1.100 euros) en el primer año. Algunos gobiernos locales entregan a su vez otros beneficios adicionales, mientras que la salud y la educación preuniversitaria son públicas y universales, lo que reduce los costos de la crianza.