La complicada transición hacia el segundo hijo lastra la natalidad en España

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(ABC). Mientras los españoles deseen tener de media más de dos hijos, como reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), sigue habiendo margen para que aumenten los índices de fecundidad real en España, que hoy se sitúa en 1,3 hijos por mujer y está muy lejos de asegurar el reemplazo generacional. Pero hay que trabajar en la estabilidad laboral, la emancipación económica o la conciliación. Esta fue una de las conclusiones que arrojó ayer la presentación delInforme España, de la Cátedra José María Martín Patino de la Universidad Pontificia de Comillas que, como cada año a lo largo de 25, analizó algunos de los retos más importantes a los que se enfrenta el país.

Solo desde la comprensión de los desafíos a los que se enfrenta España se puede abordar su solución y, bajo esta premisa, se presentó ayer el informe. La edición de 2018 se ha centrado en el empleo, la demografía, el desafío territorial y el medio ambiente. Son cuatro retos fundamentales y «probablemente los mayores a los que se enfrenta la sociedad española», explicó ayer Agustín Blanco, director de la Cátedra José María Martín Patino de la Cultura del Encuentro. «Hemos construido un relato que nos puede ayudar a entender el presente y afrontar el futuro desde el diálogo», dijo. Porque estos retos también tienen soluciones.

Reorientar las políticas públicas

España hoy se encuentra muy lejos del nivel de reemplazo generacional, pero «se puede revertir la tendencia», dijo Marta Seiz, investigadora de la UNED, y coautora del capítulo sobre la demografía en España. La prueba de ello está en los países nórdicos, que han conseguido mantener sus tasas de fecundidad en niveles cercanos al reemplazo. «La muy baja fecundidad española no es una consecuencia inevitable del desarrollo económico, del aumento del nivel educativo y de la participación laboral femenina», apoyó Blanco, «está ligada a la creciente precarización laboral, el escaso apoyo público a las responsabilidad de crianza de los menores de tres años, las dificultades para conciliar y la persistente desigualdad de género en el trabajo de cuidados».

 

Entre las mujeres que sí tienen hijos, el informe constata la complicada transición hacia el segundo, mucho mayor que en otros países europeos en los que, aunque también se retrase la maternidad, una vez dado el paso, se reduce el tiempo hacia el segundo. En este sentido, Seiz apuntó hacia la falta de apoyo institucional y a las características del mercado laboral español como los principales motivos. «Hay que redistribuir los costes entre gobierno y personas, y entre hombres mujeres», pero sobre todo, «minimizar la inseguridad económica de las familias con hijos».