La mitad de los españoles no desconecta del trabajo por vacaciones

Condiciones de Vida |

(ABC). Que el siglo XXI iba a ser el de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ya lo sabíamos cuando apurábamos los años 90. Que también sería el de una crisis económica mundial como no se había vivido en casi 100 años, no podíamos imaginarlo. Ahora nos adaptamos a las dos porque ambas han cambiado nuestras vidas de manera sustancial.

La nueva oleada del informe Randstad Workmonitor del cuarto trimestre de 2013, realizado a partir de 14.000 encuestas en 32 países, nos confirma algo que muchos trabajadores experimentamos en carne propia, que ser capaces de desconectar en vacaciones no es tan sencillo. No cuando un 34 por ciento de los españoles confiesa que no puede resistirse a leer continuamente el e-mail profesional en vacaciones y la mitad asegura que durante ellas se mantiene informado de lo que ocurre en su trabajo.

En cuanto al segundo gran capítulo de este milenio apenas iniciado, la crisis también impone sus cambios. Según la Sociedad Española para el Estudio del Estrés, dos de las causas fundamentales de los síntomas de ansiedad que padecen uno de cada cuatro españoles se debe a problemas económicos o laborales. Algo que confirma el hecho de que en 2013 el término "crisis de ansiedad" haya superado en número de búsquedas en Google a "crisis económica".

Luis Pérez, director de Relaciones Institucionales de Randstad, muestra el nexo de unión entre ambas orillas: la de la no desconexión con el trabajo y la de la ansiedad causada por la crisis, y lo hace desde una perspectiva que se agradece no angustie aún más. "Es evidente que con la crisis la predisposición o flexibilidad por parte del trabajador es mayor por su propia actitud ante el trabajo. Pero no se trata tanto de miedo a perder el empleo como de valorar mucho más positivamente el hecho de ser un privilegiado por tener una ocupación laboral".

En cualquier caso, como reflejan las encuestas, "no es que el empleado -continúa Luis Pérez- se resigne a estar disponible para su jefe 365 días al año y 24 horas al día sino que asume que es posible que se ponga en contacto con él (un 29% así lo espera) para resolver una necesidad puntual. Eso sí, siendo consciente de que se encuentra en vacaciones y no tiene por qué responder inmediatamente".

Esta nueva predisposición ante el trabajo no es exclusiva de aquí. Si un 34% de los españoles no son capaces de dejar de leer diariamente el correo electrónico de su empresa, más conectados aún se muestran los indios (69%), los turcos (62%) y los chinos (54%). En el otro extremo, holandeses (23%) y daneses (25%), tienen muy pocos problemas para no mirar su correo de empresa y desconectar. En cuanto al porcentaje de los que sí logran aparcar temporalmente su trabajo, los españoles no estamos demasiado mal en el ranking mundial; un 72% lo consigue frente a solo un 54% de los japoneses. La media mundial estaría en un 67%.

Y olvidarse del trabajo es importante. Porque la mente, al igual que el cuerpo necesita descansar, especialmente cuando el ritmo de trabajo es intenso. La aceleración con la que llegamos a las vacaciones es tal que se necesita tiempo incluso para adaptarse a las vacaciones.

Sobre el tiempo que los trabajadores necesitan para olvidarse de su rutina laboral y explorar nuevos horizontes mentales, seis de cada diez españoles afirman requerir al menos una semana, un 24% quince días, y un 13,75% todavía más tiempo. Por sexos, es a las mujeres a las que más les cuesta abandonarse a las vacaciones. Y por nivel de estudios, mucho más a los profesionales con carreras universitarias. Según estos datos, el perfil del trabajador siempre pendiente de su e-mail de trabajo correspondería a una mujer de entre 25-34 años, con estudios universitarios.

Estrategias para desconectar

Para ser capaces de olvidarse del trabajo, los expertos recomiendan dejar el mayor número de tareas cerradas antes de irse de vacaciones. Obviamente, cuantas más cosas queden pendientes, más difícil será dejar de pensar en ellas durante las vacaciones. Una manera de minimizar el estrés de los temas por solucionar es planificar con el resto del equipo las vacaciones; de manera que los que queden sepan perfectamente lo que tienen que hacer y asuman su resolución sin recurrir constantemente a los que están descansando. Después, llegará el momento del relevo y serán ellos los que marchen a disfrutar de sus merecidas vacaciones.

Apagar el móvil al menos durante unas cuantas horas al día es otra de las estrategias recomendadas para desconectar. Hacerlo durante todo el día puede resultar hasta más estresante para algunos; con echarle un vistazo de vez en cuando puede ser suficiente para mantenerse aceptablemente relajado.

Usar las redes sociales solo para divertirse sería la tercera norma para disfrutar de unas plenas vacaciones. Si se convierten en una prolongación del trabajo, difícilmente daremos a nuestra mente el paréntesis de recuperación que necesita. Afortunadamente, aunque cortas, las vacaciones de Navidad tienen un componente familiar y festivo tan concentrado que hacen más fácil olvidarse del trabajo, como mínimo, en las fiestas más señaladas.

Los más jóvenes lo ven normal

En cualquier caso, a la hora de valorar si desconectar o no es posible para todos, hay que tener en cuenta el componente generacional. Los empleados menores de 24 años son los que sienten más a menudo que su jefe espera de ellos disponibilidad en sus vacaciones (37%). Es el precio de ser un "nativo digital"; nacieron en un mundo conectado, y con esa permanente conexión han crecido. Por eso, para un 55% de ellos, mantenerse informados sobre el trabajo cuando están fuera es lo normal, pero sin ser estresante. Permanecen conectados pero se sienten menos presionados porque, explica Marielle de Macker, directora de Recursos Humanos de Randstad a nivel mundial, "están tan acostumbrados a usar los dispositivos móviles, que en realidad no lo ven como trabajo. Comprobar su teléfono o tableta es algo que hacen de todos modos y continuamente. En su caso, la información personal y la relacionada con el trabajo están completamente entrelazadas".

La parte positiva

En cualquier caso, si no se es capaz de evitar chequear el correo, siempre queda el consuelo de verlo desde su perspectiva positiva, que la tiene. "Dedicándole -dice Luis Pérez- una ínfima parte de nuestro tiempo, con solo eliminar los e-mail que no nos sirven, nuestro regreso al trabajo será mucho más cómodo". Y la verdad es que uno recuerda cómo era aquel primer vistazo a esa saturadísima bandeja de entrada de "correo sin leer", y no puede evitar la sonrisa mientras desplaza el dedo por la pantalla con el turrón sobre la mesa.

Uno de cada cuatro españoles sufre crisis de ansiedad